La periodista me trataba como a una estrella.
En el patio del pabellón cinco, preguntándome por todo. -Si ya me lo han preguntado todo mil veces-. Siempre insisten en porqué lo descuarticé, porqué no me lleve su cadáver y lo enterré en algún lado.
Muy sencillo.
Ustedes tiene autos, algunos hasta dinero para un taxi, pero yo entonces no. Ahora da igual. Aquí dentro tener y no tener significan lo mismo. No significa nada.
Tuve que trocearlo en casa y hacer varios recorridos en el Dieciseís, bajando en algunas de sus paradas. Parar en las afueras de la ciudad e ir dejando bolsas de basura con partes suyas en los descampados que encontraba junto a las marquesinas.
-Esta noche morimos los dos- anunció mientras golpeaba con mucha mas rabia de lo que me tenía acostumbrada.
Los dos-pensé-¿Los dos?
Entonces miré por primera vez a los ojos de la periodista -Los dos me pareció demasiada gente.
(Improvisación inspirada en una noticia leída para la exhibición de LuchaLibro Canarias en La Palabra Reflejada en La Laguna, Junio 2013).
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