Fragmento de conversación con Aitor Francesena
La idea de un gallo en el mar siempre resulta prometedora. En principio es un pez plano con nombre de ave de corral que tiene los ojos en el lado izquierdo del cuerpo cuya carne es casi transparente. Pero hay otro Gallo que va con mayúscula y por la superficie del agua incluso a oscuras; al no necesitar la luz tiene más mar que los demás porque lo puede surfear de noche y de día.
A Aitor Francesena le diagnosticaron glaucoma a los 14 años y perdió el ojo derecho tras numerosas operaciones, sin embargo siguió surfeando igual que siguió respirando. Abrió la primera escuela de surf a nivel estatal en 1988, en Zarautz con un método de enseñanza que se usa hoy en casi todas las escuelas. Ha entrenado a Aritz Aranburu, Mario Azurza y Axier Muniain entre otros y ha sido seleccionador nacional. En 2012 le impactó una gran ola que le destrozó el ojo izquierdo, dejándole totalmente ciego.
Tres meses después de salir del hospital volvió a surfear guiado por Ibon Illarramendi que le explica las condiciones que hay antes de entrar al agua, le guía, pero una vez que se pone de pie, maniobra solo. Gallo dice que para surfear no necesita más que tres datos: tener la punta de la tabla en dirección a la orilla, saber a cuánto tiene la ola para empezar a remar, y si está muy hecha o poco para remar más o menos. Luego adivina cómo va la ola y sabe lo que hay que hacer.
En diciembre de 2016 se proclamó campeón del Mundo en La Jolla (San Diego, California). En 2017 obtuvo la medalla de bronce, en 2018 fue cuarto y, en la última edición, disputada en 2020 ha vuelto a llevarse el título de campeón. Ahora se entrena para conseguir el triplete.
Hace unos días tuve la suerte de hablar un buen rato con él de surf, monopatines y de que no sabemos sufrir. Luego me habló de la ceguera y quiero compartir esa parte de la conversación porque se me lleva repitiendo en bucle en la cabeza desde entonces.
(Gracias Gallo).
-Hugo, es tan sencillo como esto. Nadie puede hablar como puedes hablar tú, que puedes hablar, o sea hablar es libre y cada uno puede decir lo que piensa, pero al final habláis porque no os ha pasado. Si os pasase seríais igual que yo. Todo aquél que es positivo que no es pesimista, que es optimista, le pase lo que le pase en la vida lo afronta y la pasa. ¿Por qué? Porque la cabeza tiene dos partes, una buena y una mala. La mala es la que no puede con nada y la buena, la que puede con todo. Todos tenemos esas dos partes, lo que pasa que tú le puedes dejar hablar y escuchar a la mala y te hunde y puede contigo o le puedes oír hablar a la buena. Normalmente cuando estás escuchando a la buena, la mala se calla. Eso sí, como le dejes hablar a la mala, la mala te derrumba y te destruye.
Mira, a tí ahora mismo te dicen que tienes un cáncer y según te lo dicen, te derrumbas buah tío, buah, buah, buahhhh. Pasa el segundo día y buahh, buahhh, buahhh. El tercer dia buahhh, buahh. Pero ese buahhh se va apagando buahhh, buahhh, buahhh y empiezas a pensar bueno pues no me queda otra, ¿no? Pues…habrá que tirar palante…Bueno, venga…Bueno venga. ¡Bueno venga! ¡¡¡Bueno venga!!!! Voy a por ello, me cago en la viruta. ¡Voy a poder con esto! Y al final sales de esto y dices bueno mira ya pasó, ya está. La cabeza con toda esa inteligencia, pues resetea todo esto y matas esto y no le das ni la posibilidad de que aparezca esto en tu vida porque lo has reseteado, ¿vale?
Tú imagínate que yo al cabo del día nunca me doy cuenta que estoy ciego hasta que alguien me dice algo. Mi cabeza está todo el rato pensando como estaría pensando una persona normal y yo no me doy cuenta que estoy ciego.
Yo ahora, aquí, he venido andando hora y media. Ahora me ha dejado mi chavala en un parque y estoy hablando contigo y según acabo de hablar contigo me recoge y me voy para Zarautz y me doy un baño. Luego a la noche, salgo del agua, ceno de puta madre, como tú cenarías y en un momento dao hago lo que me gusta hacer con mi novia que ya sabes qué, pero no te digo que estoy en un parque y por aquí la gente pone la oreja. Y el tío más feliz del mundo, ¿qué pasa? Que seas ciego o no seas ciego, la alegría te la tienes que buscar a base de hacer cosas, de tener la cabeza ocupada con mil proyectos y mil historias.
El video es de un anuncio, pero transmite muy bien a Gallo. En ¡No toques nada! no se vende nada.