Cojo, gato, sacacorchos

Por Hugo Clemente
20 views

El reguero que dejaba Tomás en la nieve era rosa, así es la conjunción del rojo y el blanco. Arrastraba la pierna bastante tiesa, como si eso fuera a contener la hemorragia. Lo que realmente lo hacía, lo que funcionaba de torniquete, era el sacacorchos.

Brillaba más que nunca incrustado en su pierna,  lustroso, lleno de orgullo, con sus brazos extendidos de gimnasta emergiendo del menisco.

Tomás probablemente alucinando por la fiebre, sólo podía pensar en el vino. Nunca le había sentado demasiado bien el vino, ni las botellas rotas contra las barras, claro, y ahora tampoco los sacacorchos.

A Tomás, al que apodarían el cojo si salía de esta, le preocupaba no dejar que se plegara su rodilla, que los tejidos internos no se desgarraran en la medida de lo posible, por eso arrastraba el pie por la nieve. Miró hacia atrás viendo el camino que otros habrían sembrado de migas y que el teñía de sangre con el pincel que la tela desgarrada del tejano dejaba contra el suelo. al volver a mirar hacia su  casa se le cruzó un gato negro. Trotaba ágil, dejando a su paso pequeñas cavidades blancas.

A buenas horas, mala suerte.

(Texto realizado según las reglas del primer campeonato de improvisación literaria Lucha Libro Canarias. · palabras, 5 minutos y un ordenador. Las 3 palabras fueron: Cojo, gato, sacacorchos, palabras que Lucha Libro propuso como ejemplo días antes del campeonato. Es cierto que se ha corregido con calma una vez transcurridos esos cinco minutos, pero el relato que salíó es este).

También podría interesarte

Deja un comentario si quieres