Old School Skate Rock , así se llama el bar de Blanca y Aitor, dos generaciones de la misma familia que apuestan el lado menos comercial de la industria del patín.
Si aún no has pasado por allí, estás tardando. En la calle Palafox, en Madrid, encontrarás un bar con buen punk, mejores tapas, ambiente distendido y cordial, y una mini que no te la crees. Además de cocido los miércoles (muy popular en el barrio), y ciclos de vídeos de skate independientes, sin marcas malmetiendo de por medio, como los espectaculares Cosmic Vomit I y II o la saga Sabotage.
También tienen una particular promoción para la clientela: 6tricks=6pack. Si te planchas los 6 trucos propuestos, más los últimos planchados por otros parroquianos, te llevas un cubo de cerveza fresquita y el bote acumulado en el concurso. Por las noches a eso de la una y media echan a la clientela a escobazos mientras recogen sus patines dando tumbos.
Lleva 8 meses abierto y esta convirtiéndose en la sensación de los que crecimos siendo reprendidos por viejas patinando por las calles, de los que no se nos ocurrió mezclar patín y dinero. Como ha cambiado el cuento, ¿Eh?
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Ayer Blanca me contaba que está rodando un thriller. 5 se llama. Cinco psicópatas que patinan cada uno con su propia y sanguinaria tara, que se juntan a sembrar el caos contra todos aquellos elementos que les impiden seguir encima del patín. No será un corto demasiado complaciente aunque lo están rodando a marchas forzadas para llegar a tiempo a la Segunda Edición del Madrid Skate Film Festival. Lo hacen con toda la intención, colaboraciones de su team y músicos como J.C. Satán, Grinders o Woolly Mamut Rebellion. Puristas hasta casi decir basta, creen que los comerciantes advenedizos de longboards se están subiendo a carros de los que muchos llevan años tirando. Hasta los nombres se adaptan al mercado ya no son longboards, ahora los llaman longskates y así todo el mundo a mamar.
Luego Blanca se pone de los nervios, y yo también, cuando me cuenta que Nike, que entró en la cultura del skate como entra un Borbón en un comedor benéfico, acaba de despedir a 200 empleados por violentos. Las Nike según todo el mundo que se las ha calzado, son una crema para patinar, menos mal. Luego hablamos de las tablas de surf de Chanel, de las zapatillas de skate y los longskates de Lacoste anunciados por chicos guapos, chicas con bolsos y como no con una preciosa Vespa restaurada. Acabamos callados mirando al suelo.
Son monstruos y a lo lejos parecen invencibles, pero cuando dejen de vender y nosotros de comprar a paladas y sin tino, cogerán anemia. El consumidor, cuando despierta, es una cuchilla afilada.