Años Salvajes

Pues este es el libro que lo ha cambiado todo. 

Todo lo que se refiere a la forma en que se relacionaban hasta ahora la literatura y el surf. Publicado en 2015 y premiado con un Pulitzer de biografía en 2016, en apenas 6 años se ha convertido en un clásico, en El referente en literatura de surf y en la prueba más contundente de que el surf también sirve para escribir sobre la vida, la libertad, la amistad, la soledad o el miedo a la muerte. Que es una metáfora valiosa que cuenta otras formas de mirar. En definitiva, que el surf rebosa literatura.

Años Salvajes es el relato en primera persona de la obsesión del autor por las olas desde los años cincuenta en California y Hawaii —ahí es nada— donde pasa su infancia y primera juventud. Basado en las cartas que le envió durante años a uno de sus mejores amigos, es un testimonio crudo y de primera mano de un testigo de excepción de muchos de los cambios que suceden en el mundo del surf como la aparición de las tablas cortas, la expansión de la industria o su democratización —que en el surf sucede de abajo a arriba— pero también de su origen underground, su violencia y su lado más patológico. El surf es esa enfermedad crónica que, con el tratamiento adecuado, permite llevar una vida prácticamente normal. 

Finnegan se va haciendo mayor en los 60 y 70 en los Estados Unidos, es decir se hace reclutable para la guerra de Vietnam. Como gran parte de los jóvenes de su generación, inmersa en la contracultura, huye del país para no ser llamado a filas y así emprende un viaje de años en los que descubre y surfea olas que ya forman parte de nuestra mitología. Parece pues, que parte de la expansión del surf y su emergente cultura por todo el mundo sucede gracias a una guerra. ¿Qué te parece?

Su vida y su libro continúan en una huida hacia adelante llevándole a ser de los primeros en descubrir y surfear picos en Indonesia, Fiyi o Madeira en su estado primigenio.  Es decir, sin masificación, ni motos de agua, ni predicciones meteorológicas online. El autor y protagonista entonces se convierte en fugitivo, vive como un vagabundo en la playa, se pelea con la familia, se busca la vida y escribe sobre todo eso. 

La escritura de Finnegan es la de alguien que ha pasado más de medio siglo surfeando lugares casi desconocidos hasta entonces como Cloudbreak o Jardim do Mar, ha publicado cinco libros, ha desarrollado su carrera como periodista en New Yorker y asegura en las entrevistas que nadie está listo para dejar el surf. En Años salvajes encontramos la fuerza incontestable de los que estuvieron allí en el momento adecuado. Es una historia contada con brillo, potencia y pulso. También un recorrido por el contexto socio-cultural de los Estados Unidos de aquella época y por las diferentes etapas de la vida del autor, un joven que descubre el surf en una época mítica y mitificada. Ese descubrimiento marcará el resto de su vida para lo bueno y lo malo. Al autor a veces se le agria el carácter. Me pregunto si sería de los que se le pone cara de epoxy cuando entran surfistas desconocidos al agua. Hay un regusto a macho alfa en algunos pasajes del libro; a veces es la voz, a veces el estilo. Por todo esto, Años Salvajes es absoluto, exhaustivo, imprescindible y necesario, pero también áspero, intensísimo, y muy largo. Son casi 600 páginas de biografía… 

Al leerlo se siente un poco de rabia por no haber vivido una vida como la suya, no haber podido estar allí en esa época en la que la imagen del surf no se utilizaba para anunciar seguros de hogar sino que su práctica era una forma de enfrentarse a lo absurdo del sistema capitalista de producción y estaba impregnado de romanticismo y pureza, pero también de furia, delincuencia, psicodelia y riesgos de lesión muy altos. Además, Años salvajes contiene algunas de las mejores descripciones sobre olas, viajes, sensaciones y surfistas que puedes encontrar:

«Vosotros los surfistas no respetáis a vuestros padres, no respetáis a vuestra familia ni a vuestros amigos. Os metéis en el agua y arriesgáis la vida en medio del mar embravecido, ¿y para qué? No respetáis a este pueblo en el que muchas generaciones de pescadores han arriesgado su vida en el mar para alimentar a sus familias. La gente aquí ha perdido la vida y ha perdido a sus seres queridos en el mar. ¡No les tenéis ningún respeto!».

El libro supone un trabajo casi enciclopédico de documentación y es que también es un gran libro de surf que habla de grandes libros de surf. Que una editorial como Libros del Asteroide, con su recorrido y prestigio, opte por incluirlo en su catálogo es el saludable síntoma de que el surf ya es un elemento plenamente asimilado en nuestra cultura.

Aunque no creo que sea el mejor libro de surf que jamás se ha escrito como dice su contraportada —no creo que haya una categoría de mejor libro de nada—Años Salvajes  es un libro que se ha ganado un lugar exclusivo y perdurable en lo más alto de la literatura de surf por méritos propios. Mientras lo leía dejé de subrayarlo al darme cuenta de que estaba marcando casi todas sus frases. 

Si solo vas a leerte un libro de surf en tu vida, que sea este:

«Los surfistas persiguen el fetiche de la perfección. La ola perfecta etc., etc. Pero esa ola no existe. Las olas no son objetos fijos estáticos en la naturaleza, como las rosas o los diamantes. Son hechos fugaces y violentos que se producen al final de una larga cadena de acciones provocadas por tormentas y reacciones marinas (…) Y los mejores días en los mejores picos tienen un cierto aire platónico, ya que encarnan el modelo de lo que los surfistas anhelan que sean las olas. Pero ese comienzo también significa el final de todo».  

AÑOS SALVAJES-Wiliam Finnegan

Libros del Asteroide, 2016. Traducido por Eduardo Jordá. 

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